Como perros de pelea, como lobos
hambrientos,
los recuerdos que restan en mi mente
desangran.
Y se muerden entre ellos esperando que
alguien que los separe,
se muere en un silencio desgarrador el
intento de tenerte.
No hay más puertos donde anclar ni
nubes para viajar,
las estrellas quedaron en el cielo,
nadie las pudo bajar,
aunque vuelo para encontrarte me quedo
sin ti,
en esta misma hora día tras día a
través de los meses.
Y son y serán años en que todo
acontecerá igual,
amanecer y ocaso, deseo y dolor, soledad y pasión,
en verdad ya no sé si es de noche o de
día,
después de todo no me importa, es la
hora de la muerte.
Escribo con mi mirada tu nombre en
tantos lugares
que cuando mi alma vague, leeré en todo
el mundo
el recuerdo de tantas horas de soledad.
Por ahora refrescaré mis caricias con
gotas de rocío
que huelen tan bien, como la frescura
de tus pechos.
Char…libre, sin
registro©